Apunta esto: en julio, los productos de temporada que están en su mejor momento son los tomates, como seguramente ya sabrás, pero también los cogollos, calabazas, síndira, melo, cítricos o manzanas.
La verdad es que en los últimos años, la oferta de frutas y verduras que podemos encontrar en cualquier supermercado es enorme. Y por capricho o desconocimiento, nos hemos acostumbrado a llenar nuestros carros de la compra sin ningún criterio, con naranjas a pleno julio y fresas en verano. Porque, total, si hay todo el año, ¿oye?
Realmente, si seguimos el calendario de cultivos tradicional (aquel que indica las fechas más adecuadas para sembrar y recoger cada planta, y por lo tanto, lo que indica cuáles son los productos de cada temporada), nos daremos cuenta de que actualmente consumimos alimentos en momentos en que no deberíamos hacerlo, lo que tiene consecuencias negativas, no sólo a nivel nutricional, sino también en el medio ambiente y en la economía local.
Calendario de cultivos
Sin lugar a dudas, familiarizarse con el calendario de frutas y verduras de temporada es una excelente manera de sacar el máximo provecho de los beneficios de estos productos y mantener una alimentación saludable y sostenible. Saber qué productos están disponibles en cada estación te permite ajustar tu dieta de manera inteligente y estratégica, incorporando frutas y verduras frescas en su punto óptimo de calidad y sabor. Esto te permitirá disfrutar de una variedad de alimentos nutritivos mientras apoyas la producción local y reduces la huella ecológica de tus elecciones alimentarias.
A continuación, os dejamos una pequeña lista para ayudaros a conocer qué productos corresponden a cada estación:
PRIMAVERA (marzo, abril, mayo)
Frutas: albaricoque, mandarinas, naranja, nspra.
Verduras y hortalizas: lechuga, espárrago, cebolla, zanahoria, espinacas, rábanos, guisantes, brócoli, yeso y coliflor.
Durante la primavera, específicamente en los meses de marzo, abril y mayo, el frutal se llena de color y nos encontramos con una amplia variedad de frutas y verduras.
En cuanto a las frutas, podemos disfrutar del albaricoque, las cerezas, las fresas y los asadores. Mientras que, en cuanto a las verduras y hortalizas, encontramos lechugas, perfectas para ensaladas y platos saludables de cualquier tipo: espárragos, que siempre aportan un toque gourmet a cualquier plato; cebolla tierna; y la zanahoria, rica en vitamina A y perfecta para cualquier comida.
VERANO (junio, julio y agosto):
Frutas: albaricoque, cereza, mermejón, sandía, cereza melocotón, nectarina, paraguayo, fresa, higo y ciruela.
Verduras y hortalizas: cogollo, lechuga, calabaza, judía, berenjena, berenjena, tomate, pimiento y acelga.
El verano en España se caracteriza por los días de sol y las altas temperaturas, lo que se traduce en una gran variedad de frutas y verduras llenas de sabor, color, nutrientes esenciales y mucha agua. Ejemplo de ello son las sandías, el melón, los jarrones y nabos, el albaricoque dulce y los melocotones, nectarinas (perfectas para una merienda en una tarde en la piscina o la playa), y al final de esta tan esperada estación, las higos y ciruelas.
En cuanto a las verduras, los tomates son el icono por excelencia, durante esta temporada, su carne y su sabor los convierten en el ingrediente indispensable de cada plato y comida. Por otro lado, los calabazas, cogollos, berenjenas, pimientos y acelgas hacen el resto.
OTOÑO (septiembre, octubre, noviembre):
Frutas: higo, manzana, pera, uva, caqui, almadraba, mango, kiwi, piña, naranja y mandarina.
Verduras y hortalizas: castaña, calabaza, pimiento, lechal, tomate, berenjena, cogollo, calabaza, judía, seta, brócoli, yerro, coliflor, col, romanescuo, espinacas, rábano y escarola.
El otoño nos trae una magnífica variedad de alimentos, sin duda, la estación perfecta para darnos un homenaje ‘verde que te quiero verde’.
En cuanto a las frutas, podemos deleitarnos con naranjas y mandarinas, la dulzura tropical de la piña, el mango, la pera, la clásica manzana, el caqui con su sabor único o el kiwi, lleno de vitamina K, entre otros.
En cuanto a las verduras y hortalizas, podemos disfrutar de los pimientos, clave en cualquier plato; las espinacas ricas en hierro y nutrientes; y de una gran variedad de crucíferas como las coles, rumano, brócoli y coliflor, perfectas para cualquier comida reconfortante en estos meses.
INVIERNO (diciembre, enero, febrero):
Frutas: pera, manzana, kiwi, piña, naranja, mandarina, fresa.
Verduras y hortalizas: escarola, rábano, apio, porro, espinacas, col, acelga, brócoli, coliflor, calçot, acelga, col de Bruselas, tomate Raf y ajos tiernos.
Durante los meses de invierno, con la llegada del frío y la falta de luz, nuestro cuerpo necesita una dieta que potencie nuestro sistema inmune, nos ayude a combatir las bajas temperaturas y potencie el estado de ánimo.
En cuanto a las frutas, seguimos con las mandarinas, llenas de vitamina C, al igual que las naranjas o los plátanos, que ayudan a aportar energía.
También tenemos otras opciones como el tomate Raf con su sabor intenso y su carne jugosa. En cuanto a las verduras, podemos encontrar escarola, ajos tiernos, o el puerro, fuente de vitaminas y minerales esenciales para nuestra salud.
Beneficios de consumir productos de temporada
Consumir frutas y verduras propias de cada temporada proporciona importantes beneficios, no sólo a nuestro organismo, sino también a nivel económico y medioambiental. En primer lugar, se fomenta la economía local, ya que contribuimos a la ayuda de los agricultores y productores de nuestra región. Esto implica que el dinero que gastamos en estas frutas y verduras se quede en la comunidad, generando empleo y reforzando la economía local.
Además, consumir frutas y verduras de temporada suele ser más económico, ya que al encontrarse en su punto óptimo de producción, hay una mayor oferta de estos productos, lo que tiene un gran impacto en los precios, que tienden a ser más accesibles para los consumidores, permitiéndonos ahorrar dinero en nuestra compra de alimentos frescos.
También tiene un impacto muy positivo en el entorno natural. Consumir este tipo de alimentos, producidos de forma local, reduce notablemente la necesidad de importar alimentos de otras regiones o países, disminuyendo la huella de carbono asociada a los largos recorridos que deben seguir. Además, manteniendo los ciclos naturales de cultivo, evitamos la dependencia de cultivos y sistemas de producción intensiva, fomentando de esta manera prácticas agrícolas más sostenibles y amigables con el medio ambiente.
Por otro lado, el sabor. La fruta y la verdura de temporada sí se nota en el paladar. Al encontrarse en su punto óptimo de maduración, podemos disfrutar del sabor característico de cada fruta y verdura.
Finalmente, desde el punto de vista nutricional, las frutas y verduras de temporada son una fuente más abundante de vitaminas, minerales y antioxidantes. Al ser cultivadas en condiciones naturales y recibir la cantidad adecuada de luz solar, estas frutas y verduras presentan una mayor concentración de nutrientes esenciales para nuestro cuerpo. De manera que, al consumirlas en el momento óptimo, aseguramos que estamos obteniendo el máximo valor nutricional, lo que contribuye a una alimentación equilibrada y saludable.
¿Cuál es el origen de los calendarios de cultivos?
El origen de los calendarios de cultivos se remonta aproximadamente a unos 5.000 años atrás, a los inicios de la civilización egipcia. En aquel momento, el principal medio de subsistencia de los habitantes de la tierra de los faraones era la agricultura, la cual estaba determinada en gran medida por las lluvias o retracciones de las aguas del río Nilo.
Debido a esto, los antiguos egipcios utilizaban dos calendarios diferentes, uno oficial (similar a nuestro calendario de 365 días) y otro agrícola, que dividía el año en tres estaciones: Akhet, de julio a octubre (momento de las crecientes), Peret, de noviembre a febrero (momento de retracción de las aguas y de siembra) y Chemu, de marzo a julio (momento de cosecha).
Tras la caída de la civilización egipcia, el Imperio Romano continuó creando sus propios calendarios, conocidos como «Opus Agriculturae», catorce libros que conforman una recopilación de almanaques en los que se explica cómo cultivar olivos, viña y otros tipos de alimentos, además de cómo construir acueductos y construcciones rurales.
Posteriormente, la Antigua Grecia y el Imperio Persa fueron modificando, adaptando y creando sus propios calendarios de cultivo, determinados por el lugar geográfico en el que se encontraban. Esta tradición ha perdurado hasta nuestros días, como hemos visto, y sigue siendo fundamental.
El campesinado catalán
En cuanto a Cataluña, el calendario de cultivos fue principalmente usado por la conocida como «Pagesia catalana», originaria de la época medieval. En aquel momento, eran ellos los que trabajaban las tierras del señor feudal (amo de las tierras) y proporcionaban los alimentos necesarios a la población local.
Con el tiempo, este sistema evolucionó y se desarrollaron diferentes formas de propiedad de la tierra, incluyendo el sistema de masías (casas de campo fortificadas con tierras circundantes) y las comunidades agrícolas cooperativas, conocidas como «masoveros» y «masías».
Paralelamente, apareció el «Guaret», también conocido como «travesía» o «traslado», que se encargaba de proteger el ganado durante los meses de invierno cuando el clima hacía que los pastos en las tierras bajas fueran inadecuados para el pastoreo. Los pastores catalanes, también llamados «vaqueros» o «ganaderos», transportaban a sus ganados de ovejas, cabras o vacas desde las zonas bajas hasta áreas montañosas con un clima más templado, donde había suficiente alimento para el ganado durante el invierno.
Aunque el paso del tiempo y los avances tecnológicos y sociales han hecho que estas prácticas cambien, algunos aspectos del campesinado y el barbecho aún se mantienen vivas, perdurando en el tiempo y contribuyendo a la identidad y la cultura de la región.
Conclusión
Ya lo ves, consumir frutas y verduras de temporada aporta numerosos beneficios.
Por eso desde Cuenca del Tordera os animamos a seguir el calendario de cultivos tradicional y optar por frutas y verduras de temporada ya que, no sólo nos brinda una experiencia gastronómica deliciosa, sino que también nos permite disfrutar de una alimentación más consciente y sostenible.